Mejores Poemas del Modernismo
¿Interesado en aprender un poco más de historia? El modernismo es una etapa sumamente interesante de la historia del arte occidental. Surgió como diversos movimientos en diferentes países, con el propósito de construir un arte novedoso, joven, libre y, por supuesto, también moderno. Era un cambio de paradigma en el arte de otros movimientos pasados tales como los rupturistas y los academicistas.
La poesía modernista, por otro lado, fue un movimiento entre 1890 y 1950 aproximadamente. Ahora bien, en el caso de la poesía modernista española, se tiende a asociar su comienzo con el libro Azul… de Rubén Darío escrito en el año 1888. Si lo que buscas es familiarizarte con la poesía de esta época, entonces has llegado al lugar indicado, puesto que en este artículo recopilamos los mejores poemas del modernismo que podrás conseguir en internet para que disfrutes de ellos y permees algo más en nuestra historia.
Poemas cortos del modernismo
¿Buscas poemas de la época del modernismo para deleitarte con el arte del pasado y que puedas leer en un corto lapso de tiempo? Pues aquí hemos compilado para ti una pequeña gama de los mejores poemas cortos del modernismo exactamente para que disfrutes de ellos en tus tiempos libres.
“Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
El ser y con la tierra y con el cielo,
Con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
Amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.
Y cuando la montaña de la vida
Nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
Amar la inmensidad que es de amor encendida
¡Y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!”
– Darío
“Yo, la estatua de mármol con cabeza de fuego,
apagando mis sienes en frío y blanco ruego…
Engarzad en un gesto de palmera o de astro
vuestro cuerpo, esa hipnótica alhaja de alabastro,
tallada a besos puros y bruñida en la edad;
sereno, tal habiendo la luna por coraza;
blanco, más que si fuerais la espuma de la Raza,
y desde el tabernáculo de vuestra castidad,
elevad a mí los lises hondos de vuestra alma;
mi sombra besará vuestro manto de calma,
que creciendo, creciendo, me envolverá con vos.
Luego será mi carne en la vuestra perdida…
luego será mi alma en la vuestra diluida…
luego será la gloria… y seremos un dios!
—Amor de blanco y frío,
amor de estatuas, lirios, astros, dioses…
¡Tú me los des, Dios mío!”
– Agustini
“Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.
Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡dejad al huracán mover mi corazón!”
– Darío
Poemas largos del modernismo
¿Te gusta disfrutar de la poesía y buscas algunos poemas de los cuales disfrutar mientras no tienes nada qué hacer? Aprovecha los mejores poemas largos del modernismo que tenemos aquí abajo para ti y disfruta de un rato de poesía con las palabras y los sentimientos de los autores del siglo diecinueve y veinte.
“La princesa está triste… ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
“¡Pobrecita princesa de los ojos azules!…”.
– Darío
“Lirio divino, lirio de las Anunciaciones; lirio, florido príncipe, hermano perfumado de las estrellas castas, joya de los abriles.
A ti las blancas dianas de los parques ducales; los cuellos de los cisnes, las místicas estrofas de cánticos celestes y en el sagrado empíreo la mano de las vírgenes.
Lirio, boca de nieve donde sus dulces labios la primavera imprime: en tus venas no corre la sangre de las rosas pecadoras, sino el icor excelso de las flores insegnes.
Lirio real y lírico que naces con la albura de las hostias sublimes, de las cándidas perlas y del lino sin mácula de las sobrepellices:
¿Has visto acaso el vuelo del alma de mi Stella, la hermana de Ligera, por quien mi canto a veces es tan triste?”
– Darío
“Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
Más ágil por la flor nueva,
No dice, como antes, «tumba»:
«Eva» dice: todo es «Eva».
Bajo, en lo oscuro, al temido
Raudal de la catarata:
¡Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata!
Miro, ceñudo, la agreste
Pompa del monte irritado:
¡Y en el alma azul celeste
Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.
La serpiente del jardín
Silba, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Me tiende, trinando, el ala.
¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!”
– Martí
Poemas bonitos del modernismo
En el modernismo conseguimos una gran variedad de poemas bonitos y que despiertan el interés y la curiosidad en sus lectores. Aquí te dejamos una selecta variedad de entre los mejores poemas bonitos del modernismo para que pruebes las emociones de sus escritores como a un trago de vino viejo.
“Dulces juegos infantiles
en la plaza de la aldea,
bajo la luz de la luna,
sobre la alfombra de tierra.
Ellos y ellas, en un coro
alegres saltan y juegan;
ellos les buscan las manos
y ellas se dejan cogerlas.
Sopla cadenciosa y suave
la brisa de primavera
trayendo el agreste aroma
de las cercanas praderas.
¡Dulces juegos infantiles,
voces claras y sedeñas!
Una risa fresca y pura
se junta a otra pura y fresca.
Y en un rincón apartado
quizás una amante pareja
se inicia en el sufrimiento
con la caricia primera.
En la mitad de la plaza
hay una fuente de piedra
donde se baña la luna
como para ahogar su pena.
Vibra en la copa del aire
el son frágil de las cuerdas
de una guitarra cascada
y una voz que canturrea:
“La Virgen de los Dolores
vio mis lágrimas primeras;
yo le regalaba flores
para que tú me quisieras.”
¡Dulces juegos infantiles,
voces claras y sedeñas,
y almas sencillas que lloran
por una esperanza muerta!
Suenan once campanadas
en el reloj de la iglesia,
la voz doliente se apaga,
los juegos alegres cesan.
Por la blancura apacible
de las angostas callejas,
ellos y ellas, de las manos,
a los hogares regresan.
Y en el silencio dormido
sobre la plaza desierta,
sólo la fuente y la luna
siguen rimando sus penas”
– Noboa y Caamaño
“Y te busqué por pueblos,
Y te busqué en las nubes,
Y para hallar tu alma,
Muchos lirios abrí, lirios azules.
Y los tristes llorando me dijeron:
¡Oh, qué dolor tan vivo!
¡Que tu alma ha mucho tiempo que vivía
En un lirio amarillo!
Mas dime ¿cómo ha sido?
¿Yo mi alma en mi pecho no tenía?
Ayer te he conocido,
Y el alma que aquí tengo no es la mía”
– Martí
“Es algo formidable que vio la vieja raza;
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules o el brazo de Sansón.
Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro o estrangular un león.
Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.«
«¡El Toqui, el Toqui!», clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo «Basta»,
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.”
– Darío
¿Te gustan los autores melancólicos? Si buscas con qué pasar un rato tranquilo y ver cómo los poetas se desahogan, échales un vistazo a los mejores poemas de tristeza.
Poemas originales del modernismo
Si buscas disfrutar de la creatividad y de la originalidad de los poetas del pasado, pues el modernismo es un excelente periodo para explorar. Los senderos de los poetas modernistas son caminos separados y de rebeldía contra los movimientos artísticos que precedieron, y aquí por eso podrás conseguir una interesante diversidad de poemas diferentes a los de su pasado. Para eso, te dejamos aquí abajo los mejores poemas originales del modernismo.
“¡Dolor! ¡Dolor! eterna vida mía,
Ser de mi ser, sin cuyo aliento muero!
Goce en buen hora espíritu mezquino
Al son del baile animador, y prenda
Su alma en las flores que el flotante lino
De mujeres bellísimas engasta:
Goce en buen hora, y su cerebro encienda
En la rojiza lumbre de la incasta
Hoguera del deseo:
Yo, embriagado de mis penas, me devoro,
Y mis miserias lloro,
Y buitre de mí mismo me levanto,
Y me hiero y me curo con mi canto,
Buitre a la vez que altivo Prometeo.”
– Martí
“Puso el poeta en sus versos
todas las perlas del mar,
todo el oro de las minas,
todo el marfil oriental;
los diamantes de Golconda,
los tesoros de Bagdad,
los joyeles y preseas
de los cofres de un Nabad.
Pero como no tenía
por hacer versos ni un pan,
al acabar de escribirlos
murió de necesidad.”
– Darío
“Quiero morir cuando decline el día,
en alta mar y con la cara al cielo,
donde parezca sueño la agonía,
y el alma, un ave que remonta el vuelo.
No escuchar los últimos instantes,
ya con el cielo y con el mar a solas,
más voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.
Morir cuando la luz, triste, retira
sus áureas redes de la onda verde,
y ser como ese sol que lento expira:
algo muy luminoso que se pierde.
Morir, y joven: antes que destruya
el tiempo aleve la gentil corona;
cuando la vida dice aún: soy tuya,
aunque sepamos bien que nos traiciona.”
– Gutiérrez Nájera
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