Fábula del León y el Ratón
Los cuentos o fábulas son usados por las personas en todo el mundo, pero algunas son más famosas. Entre estas está “El león y el ratón”, una historia que de manera particular atrae a los niños. Sin embargo, las lecciones de esta historia, el cuervo y el zorro, van dirigidas a cualquier edad.
Aunque resulten ser relatos breves, las moralejas y el aprendizaje que puede sacar la gente son provechosos.
El león y el ratón
En esta breve narración o fábula de “El león y el ratón”, estos 2 animalitos se humanizan, desplegando cualidades admirables. Se hace un contraste entre estos 2 animales de distinto tamaño y fuerza, pero establecen cosas en común. La pintoresca forma de presentar este relato capta la atención de quienes lo leen o escuchan.
Además, logra entretener a todos de manera instructiva, involucrándolos en los sucesos que se especifican a continuación:
“Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando se estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:
– ¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que aprendáis la lección!
El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:
– Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas te estaré eternamente agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites –
– ¡Ja, ja, ja! – se rió el león mirándole – Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va a ayudarme? ¡No me hagas reír!
Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su valentía, le dejó marchar.
Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que hacían temblar las hojas de los árboles.
Rápidamente corrió hacia lugar de dónde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que había quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:
– No te preocupes, yo te salvaré.
Y el león, sin pensarlo le contestó:
– Pero cómo, si eres tan pequeño para tanto esfuerzo.
El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león pudo salvarse. El ratón le dijo:
– Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos fueron amigos para siempre.”
Moraleja y aprendizaje
Son diversas las lecciones que las personas pueden sacar de esta fábula tan conocida. Una de ellas se relaciona con el hecho de no dejarse llevar por las apariencias, ya que pueden engañarlos. Por grande y fuerte que se ve el león, no quiere decir que es más importante que el ratón.
Otra de las fábulas con grandes moralejas y enseñanzas es la de pedro y el lobo.
Todas las personas, independientemente de su apariencia, poseen cualidades que los hacen valiosos e importantes. También promueve el espíritu de cooperación entre gente de distintos antecedentes y culturas, sin usar la discriminación. El ratón, aunque parecía insignificante, pudo salvar al león, quién nunca pensó que lo necesitaría.
Otro aspecto importante, que le deja un gran aprendizaje a la gente, es que los actos de bondad son recompensados. Al dejar libre al ratón, el león mostro bondad, la cual más adelante fue recompensada cuando fue salvado. De igual manera, se resalta el agradecimiento que deben mostrar las personas, como lo hizo el ratón.
Así mismo, esta fábula hace ver lo bueno que es cumplir, sin vacilar, aquello que se ha prometido a alguien más. El ratón prometió al león que, si lo dejaba vivir, cuando necesitara ayuda se la iba a dar. Al presentarse la oportunidad cumplió su promesa, resaltando también la importancia de la lealtad y la fidelidad.
En este relato corto también se nota que hasta las personas más fuertes, en algún momento, necesitan ayuda. Pedir o aceptar ayuda no es un símbolo de debilidad, requiere valentía y humildad, para lograr salir adelante. Por eso, nadie debería dudar de hacerlo.