Mejores Fábulas de Animales

Los animales comúnmente son protagonistas de fabulas cortas o largas con moraleja por el efecto que tienen. Es probable que los niños presten más atención a las historias si estas incluyen personajes animales que demuestran cualidades humanas. Eso es beneficioso, porque así los pequeños podrán recordar y aplicar lo que aprendan mediante esas narraciones entretenidas.

Fábulas de animales

Fábulas cortas de animales

Las fabulas de animales, que son cortas, usualmente captan mejor la atención de los niños. Eso se debe a que evitan que estos se aburran y les hace más sencillo guardar en su mente la historia. Al mismo tiempo, ese hecho incide en que comprendan la enseñanza que se está transmitiendo.

El ratón y la rana

Un ratón de tierra se hizo amigo de una rana, para desgracia suya. La rana, obedeciendo a desviadas intenciones de burla, ató la pata del ratón a su propia pata. Marcharon entonces primero por tierra para comer trigo, luego se acercaron a la orilla del pantano.

La rana, dando un salto arrastró hasta el fondo al ratón, mientras que retozaba en el agua lanzando sus conocidos gritos. El desdichado ratón, hinchado de agua, se ahogó, quedando a flote atado a la pata de la rana.

Los vio un milano que por ahí volaba y apresó al ratón con sus garras, arrastrando con él a la rana encadenada, quien también sirvió de cena al milano.

Moraleja: Toda acción, hecha con intenciones malvadas, tiene consecuencias muy negativas para aquel que la realiza.

La rana gritona y el león

Oyó una vez un león el croar de una rana y se volvió hacia donde venía el sonido, pensando que era de algún animal muy importante. Esperó y observó con atención un rato, cuando vio a la rana que salía del pantano, se le acercó y la aplastó diciendo: ¡Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos!

Moraleja: Quienes hablan mucho usualmente dicen poco y se perjudican a sí mismos al intentar atraer tanta atención.

El lobo y la cabra

Encontró un lobo a una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio. Como no podía llegar a donde estaba ella le dijo:

– Oye amiga, mejor baja pues te puedes caer. Además, este prado donde estoy, está verde y crecido.

– Bien sé que no me invitas a comer a mí, sino a ti mismo, siendo yo tu plato.

Moraleja: Siempre se debe poder identificar a los malos, para evitar sufrir por caer en sus astutos engaños.

Fábulas con moraleja de animales

En contraste con los cuentos, las fábulas con moraleja tienen una enseñanza final que pretende quedar en la mente. Por lo tanto, constituyen un buen recurso educativo para promover los valores en los niños mientras estos se divierten. Tal aprendizaje será útil en el futuro cercano y en el mismo presente.

Algunas de estas fábulas también son capaces de fomentar sentimientos positivos como es el amor, el respeto, la empatía y el cariño. Es por eso que ideales y recomendadas para niños.

La liebre y la tortuga

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga.

– ¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga.

Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre.

– Estoy segura de poder ganarte una carrera – le dijo.

– ¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre.

– Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién gana la carrera.

La liebre, muy divertida, aceptó. Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos.

Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura! Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo. Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar.

Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha. Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió caminando sin detenerse.

Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida. Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera.

Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás de los demás.

Moraleja: Nadie debe burlarse de otros, presumir o ser vanidoso, porque cada quien tiene sus propias cualidades importantes. Además, se consiguen mejores resultados siendo perseverante y racional en lugar de rápido y descuidado.

La paloma y la hormiga

Una paloma que se encontraba en una rama cercana observó la emergencia; desprendiendo del árbol una ramita, la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga y la salvó. La hormiga, muy agradecida, aseguró a su nueva amiga que si tenía ocasión le devolvería el favor, aunque siendo tan pequeña no sabía cómo podría serle útil a la paloma.

Al poco tiempo, un cazador de pájaros se alistó para cazar a la paloma. La hormiga, que se encontraba cerca, al ver la emergencia lo picó en el talón haciéndole soltar su arma. El instante fue aprovechado por la paloma para levantar el vuelo, y así la hormiga pudo devolver el favor a su amiga.

Moraleja: Hay que ayudar a todos sin discriminación, pues nunca se sabe cuándo se necesite la ayuda de la otra persona.

La zorra y el cangrejo de mar

Queriendo mantener su vida solitaria, pero un poco diferente a la ya acostumbrada, salió un cangrejo del mar y se fue a vivir a la playa. Lo vio una zorra hambrienta, y como no encontraba nada mejor para comer, corrió hacia él y lo capturó. Entonces el cangrejo, ya listo para ser devorado exclamó: ¡Merezco todo esto, porque siendo yo animal del mar, he querido comportarme como si fuera de la tierra!

Moraleja: Al intentar entrar en terrenos desconocidos, antes se deben tomar las precauciones correctas para no sufrir derrota.

Aprendizaje y conclusiones

Al escuchar o leer las fábulas de animales, los niños infantiles se educan aunque ellos mismos no se den cuenta. Cada historia tiene su propia lección, plasmada de forma sencilla pero clara al final, para un mejor recordatorio.

Si las aplican, crecerán para ser personas de bien, realistas, imparciales, perseverantes, precavidas, inteligentes, humildes, solidarias y felices. Todas esas cualidades, adquiridas desde pequeños, les permitirán a los niños tener una mejor vida ahora y a futuro.