Fábula de la Cigarra y la Hormiga
Dentro de la sociedad humana, es muy importante que existan valores y principios que rijan el comportamiento de las personas. Una manera de enseñarlos es mediante la lectura y meditación de fábulas. Entre las historias disponibles están: la zorra y las uvas y la cigarra y la hormiga.
Aunque se presentan de forma infantil, las lecciones que encierran benefician a toda la gente que las lee.
La cigarra y la hormiga
La fábula de la cigarra y la hormiga se encuentra entre las más famosas y populares, escrita por Esopo. Esos 2 personajes, representados por estos animalitos, contrastan en las labores que realizan, enseñando importantes lecciones. Por ello, el relato es ideal para ayudar a los niños a reflexionar en lo que deben hacer para convertirse en adultos responsables.
Sin duda, la manera tan pintoresca en la cual estos animalitos son humanizados es particularmente atrayente:
“Era un verano muy caluroso, probablemente uno de los más calientes de las últimas décadas. Quizá por eso, la cigarra decidió dedicar las horas del día a cantar alegremente debajo de un árbol. No tenía ganas de trabajar, solo le apetecía disfrutar de sol y cantar, cantar y cantar. De manera que así pasaba sus días, uno tras otro.
Uno de esos días pasó por allí una hormiga que llevaba a cuestas un grano de trigo muy grande, tan grande que apenas podía sostenerlo sobre su espalda. Al verla, la cigarra se burló de ella y le dijo:
– ¿Adónde vas con tanto peso? ¡Con el buen día que hace y con tanto calor! Se está mucho mejor aquí, a la sombra, cantando y jugando. ¿Acaso no quieres divertirte?, se rió la cigarra.
La hormiga se detuvo y miró a la cigarra, pero prefirió hacer caso omiso de sus comentarios y continuar su camino en silencio y fatigada por el esfuerzo. Así, pasó todo el verano, trabajando y almacenando provisiones para el invierno. Y cada vez que veía a la cigarra, ésta se reía y le cantaba alguna canción de aires burlones:
– ¡Qué risa me dan las hormigas cuando van a trabajar! ¡Qué risa me dan las hormigas porque no pueden jugar!
Así pasó el verano y las temperaturas empezaron a bajar. En ese momento, la hormiga dejó de trabajar y se metió en su hormiguero, donde se encontraba calentita y tenía comida suficiente para pasar todo el invierno. Entonces, se dedicó a jugar y cantar.
Sin embargo, el invierno encontró a la cigarra debajo del mismo árbol, sin casa y sin comida. No tenía nada para comer y estaba helada de frío. Fue entonces cuando se acordó de la hormiga y fue a llamar a su puerta.
– Amiga hormiga, sé que tienes provisiones de sobra. ¿Puedes darme algo de comer y te lo devolveré cuando pueda?
La hormiga le abrió la puerta y le respondió enfadada:
– ¿Crees que voy a darte la comida que tanto me costó reunir? ¿Qué has hecho holgazana durante todo el verano?
– Ya lo sabes, le respondió apenada la cigarra. A todo el que pasaba, yo le cantaba.
– Pues ahora, yo como tú puedo cantar: ¡Qué risa me dan las hormigas cuando van a trabajar! ¡Qué risa me dan las hormigas porque no pueden jugar!
Y dicho esto, le cerró la puerta a la cigarra. A partir de entonces, la cigarra aprendió a no reírse del trabajo de los demás y a esforzarse por conseguir lo que necesitaba.”
Moraleja y aprendizaje
El aprendizaje que contiene esta fábula, de la cigarra y la hormiga, resulta ser muy práctico para las personas. Su moraleja es aplicable tanto a niños como a los adultos, porque destaca la importancia de trabajar duro. En contraste a eso, les hace ver a la gente que la pereza puede llevarlos a malas consecuencias.
Otra fábula parecida a esta, muy popular y perfecta para niños, es la de la paloma y la hormiga.
Esto se resalta en el cuento cuando la hormiga se muestra muy trabajadora, obteniendo recompensas por ser así. En cambio la cigarra, por ser perezosa, sufrió las consecuencias al quedarse sin alimentos y pasando mucho frío. Cuando la gente es trabajadora, puede ver los resultados positivos de actuar de esa forma.
También se destaca la sabiduría de antecederse a los acontecimientos y ser previsores en cuanto al futuro. La hormiga se preparó para el invierno guardando alimentos, sabiendo que después los necesitaría. Si las personas planifican y prevén ciertos acontecimientos, pueden trabajar fuerte para evitar o minimizar las malas situaciones.
Otro aprendizaje que puede sacarse de este cuento consiste en que para todo hay un tiempo específico. La hormiga supo que en el verano era tiempo de trabajar, para luego poder disfrutar en el invierno. Por el contrario, la cigarra se divirtió y holgazaneó cuando debía trabajar.
Cuando los individuos se dedican primero a trabajar, para luego poder disfrutar, emplean bien su tiempo. Si piensan que las cosas se darán por sí solas, sin tener que esforzarse, están cometiendo un gran error. Solo el trabajo, la perseverancia y la determinación producen buenos resultados.