Mejores Fábulas Venezolanas

Una manera efectiva de transmitir ciertas enseñanzas y principios morales se basa en usar fábulas. Algunas de las historias populares han sido creadas por fabulistas venezolanos y siguen captando actualmente la atención de las personas. Conocer esas historias ficticias, que emplean personajes como los animales, resulta entretenido y provechoso.

fábulas venezolanas

Fábulas venezolanas cortas

Las fábulas venezolanas cortas, tal como las fábulas españolas, consiguen captar sin distracción la atención de todo tipo de gente. Debido a su breve contenido, imparten la instrucción de forma directa, pero con mucha fuerza en quienes la leen. No permiten que la gente se aburra por tener que leer por mucho tiempo e inculcan valores muy importantes.

El águila y la flecha

“Estaba asentada un águila en el pico de un peñasco esperando por la llegada de las liebres.

Más la vio un cazador, y lanzándole una flecha le atravesó su cuerpo.

Viendo el águila entonces que la flecha estaba construida con plumas de su propia especie exclamó:

-¡Qué tristeza, terminar mis días por causa de las plumas de mi especie!”

Moraleja: Las personas vencidas experimentan dolor, pero lo sienten aún más cuando se han usado en su contra sus propias armas.

La gota y la roca

“Desde una Peña Elevada lenta la Gota caía, y en la Roca se rompía su figura delicada, que en leve vaho esfumada, luego del rostro besar y la piel acariciar, cabalgando en una nube, hasta las alturas sube, para volver a bajar. Repitiendo, sin cesar, su Tarea, con Empeño, del Siglo al cabo o Milenio, la Piedra logra horadar, tras la dureza ablandar. Así, en el Diario Vivir, puede el hombre conseguir la Meta que se propone, si la Constancia se impone, al labrar su Porvenir.”

Moraleja: Al perseverar o mantener la constancia, la gente puede llegar a conseguir lo que desee. Aún cuando les lleve largo tiempo lograr su propósito, valdrá la pena.

La rana que quería ser una rana auténtica

“Había una vez una rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.

Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.

Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.

Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.

Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.”

Moraleja: Los individuos no deberían basar la opinión que tienen de sí mismos en lo que otros opinen o piensen. Por muchos esfuerzos que hagan, no podrán complacer a todos los que lo rodean.

Fábulas venezolanas con moraleja

Las moralejas de fábulas mexicanas fomentan creativamente la honestidad, moralidad, valentía y honradez. Valores como estos también se reflejan en fábulas venezolanas con moralejas, ya que involucran verdades que prácticas para la gente. También ayudan a incentivar el gusto por la lectura, principalmente en los niños en su etapa de desarrollo

Las liebres y los leones

“Un día, las liebres estaban cansadas de ser maltratadas por los animales más agresivos del reino animal. Así que tomaron fuerzas y lograron reunir a toda la multitud de animales en el bosque.

Las liebres estaban al mando en ese instante, captaron la atención de los osos, leones, tigres, monos y aves. Al iniciar su discurso hacen la siguiente solicitud: “Nosotros queremos que haya igualdad para todos los animales”.

También continuaron diciendo; “Ninguno debe ser más poderoso que los otros, estamos hartos de ser atropellados por los que se creen dueños del bosque”. Y exaltados piden igualdad absoluta.

Todos los animales quedaron sorprendidos por la valentía de ellos, gritaban y aplaudían por el discurso de esas liebres. En un instante, un león se levanta ante el público animal y les dice con gran desagrado:

“Su discurso es muy inspirador, pero hay un ligero problema, ustedes no tienen garras, ni dientes filosos para llevar su idea a cabo”. Los animales asustados dejaron de gritar y se alejaron rendidos luego de escuchar al león.”

Moraleja: Las personas deben aceptar que no todos poseen las mismas cualidades y posibilidades. Dentro de las circunstancias en que estén, pueden destacarse sin necesidad de compararse con los demás.

El pajarillo cantor

“El más Precioso Tesoro para la Felicidad, no son Homenajes ni Oro: lo Primero es Libertad.

Tenía un Emperador, según una vieja historia que surge de mi memoria, un pajarillo cantor. Encerrólo el gran señor en una jaula dorada, para así, a su Reina amada, en la Aurora, al despertar, su pasión manifestar, en trino cautivador.

Colgó esa joya tan bella en su jardín primoroso; del firmamento precioso, lucía radiante estrella. La Reina, delicias ella, generosa le ofrecía, para que la melodía no cesara de cantar, y así poder disipar su tedio y melancolía.

Vino un errante jilguero, que a su lado se posó, y al enjaulado se oyó preguntar al forastero: – Dime muy franco y sincero, ¿no envidias mi posición…? – y él contestó – Mi respuesta será precisa y honesta: prefiero mi situación, aunque incierta, en Libertad, a la vil comodidad esclava de tu prisión -.

También en la Humanidad hay la mitad confundida, cuando estima convencida, «triste» a la otra mitad; pero la Felicidad es positiva visión de la propia condición, y al compadecido «pobre», es posible que le sobre para darnos Ilusión.”

Moraleja: Al ver la condición de otros, la gente no debe pensar o creer que son más felices que ellos. La felicidad se mide por la visión que cada quien tenga de ella, porque esta es una condición de corazón.

La avispa ahogada

“La avispa aquel día, desde la mañana como de costumbre, bravísima andaba. El día era hermoso, la brisa liviana; cubierta la tierra, de flores estaba y mil pajaritos los aires cruzaban. Pero a nuestra avispa – nuestra avispa brava – nada le atraía, no veía nada por ir como iba, comida de rabia.

«Adiós», le dijeron unas rosas blancas, y ella ni siquiera se volvió a mirarlas por ir abstraída, torva, ensimismada, con la furia sorda que la devoraba. «Buen día» le dijo, la abeja, su hermana, y ella que de furia, casi reventaba, por toda respuesta, le echó una roncada que a la pobre abeja, dejó anonadada.

Ciega como iba, la avispa de rabia, repentinamente, como en una trampa, se encontró metida, dentro de una casa. Echando mil pestes, al verse encerrada, en vez de ponerse, serena y con calma a buscar por donde, salir de la estancia, ¿sabéis lo que hizo? ¡Se puso más brava! Se puso en los vidrios, a dar cabezadas, sin ver en su furia, que a corta distancia ventanas y puertas, abiertas estaban; y como en la ira, que la dominaba casi no veía, por donde volaba en una embestida, que dio de la rabia cayó nuestra avispa, en un vaso de agua.

¡Un vaso pequeño, menor que una cuarta donde hasta un mosquito, nadando se salva! Pero nuestra avispa, nuestra avispa brava, más brava se puso, al verse mojada, y en vez de ocuparse, la muy insensata, de ganar la orilla, batiendo las alas se puso a echar pestes y a tirar picadas y a lanzar conjuros, y a emitir mentadas, y así, poco a poco, fue quedando exhausta hasta que furiosa, pero emparamada, terminó la avispa por morir ahogada.

Tal como la avispa, que cuenta esta fábula, el mundo está lleno, de personas bravas, que infunden respeto, por su mala cara, que se hacen famosas, debido a sus rabias y al final se ahogan, en un vaso de agua.”

Moraleja: Vivir con ira impide que las personas vean las cosas buenas que las rodean o hallen solución a sus problemas. Al ceder constantemente a la rabia, los individuos se perjudican a sí mismos.

Aprendizaje y conclusiones

Al examinar con detenimiento las fábulas y las lecciones que transmiten, las personas se interesan más en ellas. Además, la forma tan sencilla y simple como se exponen, permite que cualquier persona pueda extraer sus enseñanzas. En este caso sobre la felicidad, el amor propio, la perseverancia y la apreciación de otros.