Mejores Fábulas de Tomás de Iriarte
Iriarte está entre los grandes fabulistas que, con sus obras, han sido de utilidad para impartir enseñanzas de valor. Las fábulas de Tomás de Iriarte actualmente siguen siendo usadas por padres y maestros para instruir a los niños. De hecho, podría decirse que son beneficiosas hasta para los adultos.
Fábulas de Tomás de Iriarte cortas
Hay muchas fábulas de Tomás de Iriarte que pueden usarse para hacer que alguien se interese en este tipo de historias. Para esos casos, es recomendable que la fábula sea corta para no perder el interés que se capte.
Si quieres conocer más de estas increíbles historias, puedes mirar estas fábulas de Rafael Pombo. También son ideales para compartirlas con los más pequeños de la casa.
El pato y la serpiente
“A orillas de un estanque, diciendo estaba un pato: «¿A qué animal dio el cielo los dones que me ha dado? Soy de agua, tierra y aire: cuando de andar me canso, si se me antoja, vuelo; si se me antoja, nado». Una serpiente astuta, que le estaba escuchando, le llamó con un silbo y le dijo «¡Seó guapo! no hay que echar tantas plantas; pues ni anda como el gamo, ni vuela como el sacre, ni nada como el barbo; y así, tenga sabido que lo importante y raro no es entender de todo, sino ser diestro en algo».”
Moraleja: Resulta mejor aprender bien una cosa que intentar saber varias a medias.
El galán y la dama
“Cierto galán a quien París aclama petimetre del gusto más extraño, que cuarenta vestidos muda al año y el oro y plata sin temor derrama, celebrando los días de su dama, unas hebillas estrenó de estaño, sólo para probar con este engaño lo seguro que estaba de su fama. «¡Bella plata! ¡Qué brillo tan hermoso! -dijo la dama-. ¡Viva el gusto y numen del petimetre en todo primoroso!» Y ahora digo yo: «Llene un volumen de disparates un autor famoso, y si no le alabaren, que me emplumen».”
Moraleja: Con frecuencia, se alaba o se justifica todo lo que hace una persona famosa.
El león y el águila
“El águila y el león gran conferencia tuvieron para arreglar entre sí ciertos puntos de gobierno. Dio el águila muchas quejas del murciélago, diciendo: «¿Hasta cuándo este avechucho nos ha de traer revueltos? Con mis pájaros se mezcla, dándose por uno de ellos, y alega varias razones, sobre todo la del vuelo. Mas si se le antoja, dice: «Hocico, y no pico, tengo. ¿Como ave queréis tratarme? Pues cuadrúpedo me vuelvo». Con mis vasallos murmura de los brutos de tu imperio, y cuando con éstos vive, murmura también de aquellos». «Está bien -dijo el león-. Yo te juro que en mis reinos no entre más». «Pues en los míos -respondió el águila-, menos». Desde entonces, solitario salir de noche le vemos, pues ni alados ni patudos quieren ya tal compañero. Murciélagos literarios, que hacéis a pluma y a pelo, si queréis vivir con todos, miraos en este espejo.”
Moraleja: Quienes tratan de complacer a todos usualmente no consiguen complacer a nadie.
Fábulas de Tomás de Iriarte para niños
Emplear las fábulas de Tomás de Iriarte y utilizarlas para niños es un método entretenido y eficaz de educación. Así, los pequeños comprenderán que es posible aprender y divertirse, al mismo tiempo.
El buey y la cigarra
“Arando estaba el buey, y a cada trecho una cigarra, cantando le decía: ¡Ay! ¡Qué surco tan torcido has hecho! Pero él, la respondió: Señora mía, si no estuviera lo demás derecho, usted no conociera lo torcido. Calle, pues, cigarra haragana reparona; que a mi amo sirvo bien, y él me perdona, entre tantos aciertos, un descuido. ¡Miren quién hizo a quién cargo tan fútil! ¡Una cigarra al animal más útil! Mas ¿si me habrá entendido el que a tachar se atreve en obras grandes un defecto leve?”
Moraleja: Se debe evitar ver los defectos en todo, porque eso solo lo hacen los envidiosos y los necios.
Los dos conejos
“Por entre unas matas, seguido de perros -no diré corría- volaba un conejo. De su madriguera salió un compañero, y le dijo: ‘detente, amigo, ¿qué es esto?’. ‘¿Qué ha de ser? -responde el conejo-; sin aliento llego… Dos pícaros galgos me vienen siguiendo’. ‘Sí -replica el otro-, por allí los veo… Pero no son galgos’. ‘¿Pues qué son?’. ‘Podencos’. ‘¿Qué? ¿Podencos dices?’ Sí, como mi abuelo. Galgos y muy galgos; bien vistos los tengo’. ‘Son podencos, vaya, que no entiendes de eso’. ‘Son galgos, te digo’. ‘Digo que podencos’. En esta disputa llegando los perros, pillan descuidados a mis dos conejos. Los que por cuestiones de poco momento dejan lo que importa, llévense este ejemplo.”
Moraleja: Hay que establecer claramente las prioridades y estar consciente de que tener la razón no es lo más importante.
El oso, la mona y el cerdo
“Un oso, dedicado a la danza, ensayaba un número con los pies. No la tenía muy bien aprendida, y debía apurarse, porque tenía un espectáculo y estaba dispuesto a ganar dinero en la actuación.
De pronto se acercó a verle una mona. Le estuvo observando un buen rato. El oso, aprovechó y le preguntó:
– Dime, mona, ¿qué tal?
– Muy mal, contestó ella sin dudar.
El oso al principio se enfadó. ¡Que osada la mona! ¿No ha dicho que lo hago mal?
– ¿Por qué dices eso?- le dijo el oso a la mona- ¿Acaso no es mi baile talentoso?
En esto que llegó un cerdo. Llevaba allí un rato, observando, y gritó entre aplausos:
– ¡Bravo, bravo! ¡Qué delicia, qué deleite! ¡Qué gran baile! Bailarín tan virtuoso no se encuentra así como así.
El oso, al oír aquello, comenzó a reír. Y con humildad le dijo:
– Cuando me desaprobaba la mona, llegué a dudar. Pero cerdo, si tú me alabas, muy mal debo bailar.
Y era cierto, pues ya sabes: si el sabio no aprueba, malo. Si el necio aplaude… ¡peor!”
Moraleja: Nadie debe dejarse llevar por las palabras vacías de los aduladores ni pasar por alto los consejos de los sabios.
Fábulas de Tomás de Iriarte con moraleja
Las fábulas de Tomás de Iriarte con moraleja no solo aportan enseñanzas directas. Algunas también revelan verdades de la sociedad que deben ser afianzadas o cambiadas. De ese forma, concientizan sobre la realidad y la idealidad.
El jardinero y su amo
“En un jardín de flores había una gran fuente, cuyo bello pilón servía de estanque a carpas, y otros peces; únicamente al riego el jardinero atiende, de modo que entretanto los peces agua para vivir no tienen. Viendo tal desgobierno, su amo le reprende; pues aunque quiere flores, deleitarse con los peces también quiere.
Y el rudo jardinero, tan puntual le obedece, que las plantas no riega para que el agua del pilón no merme. Al cabo de algún tiempo el amo al jardín vuelve; halla secas las flores, y enfadado dice de esta suerte: Hombre, no riegues tanto que me quede sin peces; ni cuides tanto de ellos, que sin flores, gran bárbaro, me dejes. La máxima es trillada, mas repetirse debe: no escriba quien no sepa unir la utilidad con el deleite.”
Moraleja: Una obra podría considerarse perfecta si es tanto útil como agradable.
El gato y el ratón
“Tenía Esopo famosas ocurrencias. ¡Invención tan sencilla! ¡Qué sentencias!… Quiero poner, pues que la tengo a mano, una fábula suya en castellano. Cierto (dijo un ratón en su agujero:) no hay prenda más amable y estupenda que la fidelidad: por eso quiero tan de veras al perro perdiguero. Un gato replicó: pues esa prenda yo la tengo también… Aquí se asusta mi buen ratón, se esconde, y torciendo el hocico, le responde: ¿Cómo? ¿La tienes tú?… Ya no me gusta. La alabanza que muchos creen justa, injusta a otros les parece, si ven que su contrario la merece. ¿Qué tal, señor lector? La fabulilla puede que le agrade, y que le instruya. Esa fábula es una maravilla: dijo Esopo una cosa como suya. Pues mire usted: Esopo no la ha escrito; salió de mi cabeza. ¿Con que es tuya? Sí, señor erudito: ya que antes tan feliz le parecía, critíquela ahora porque es mía.”
Moraleja: Hay quienes menosprecian las cosas por la persona de la cual provienen.
Si quieres leer más sobre las fábulas de esopo puedes ingresar en el url adjunto. Allí conocerás más de estas grandiosas fábulas.
El cuervo y el pavo
“Pues como digo, es el caso, y se relata en este cuento, que a volar se desafiaron un pavo y un cuervo. Al término señalado, ¿cuál llegó primero? Considérelo quien de ambos haya visto el vuelo. Aguarda, le dijo el pavo al cuervo desde lejos: ¿Sabes lo que estoy pensando? Que eres negro y muy feo. Escucha: también reparo, le gritó más recio, en que eres un pajarraco de muy mal agüero. ¡Quita allá, que das asco, grandísimo puerco! Sí, que tienes por regalo comer cuerpos muertos.
Todo esto no viene al caso, le responde el cuervo; porque aquí sólo tratamos de ver qué tal vuelo. Si en las obras del sabio no encuentra defectos, contra la persona cargos, suele hacer el necio.”
Moraleja: Al no hallar aspectos negativos en una obra, los necios comienzan a criticar a su autor.
Aprendizaje y conclusiones
Las enseñanzas sobre evitar las críticas y el desprecio están bien plasmadas en las fábulas de Tomás de Iriarte. Además, el autor destacó en sus obras cortas los problemas de la necedad y la envidia.