Mejores Fábulas de Samaniego
Educar a niños, y recordarles enseñanzas a los adultos, es más efectivo con el uso de recursos didácticos creativos. Las fábulas de Samaniego cumplen ese objetivo y por ese motivo se han hecho tan populares. Sin duda, el escritor español hizo un excelente trabajo en esos relatos, lo que permite aprovecharlos para inculcar valores.
Fábulas cortas de Samaniego
Al ser cortas, varias de las fábulas de Samaniego logran entretener exitosamente a los niños, mientras se les enseña. Es probable que, de ser muy largas, se pierda el interés de los pequeños en seguir leyendo o escuchando.
Muchas de las fábulas que han sido escritas por Rafael Pombo y La Fontaine han llegado a la fama, ya que cumplen con los requisitos estipulados para motivar el razonamiento y las diferentes capacidades cognitivas en niños. ¡Conócelas!
La gallina de los huevos de oro
“Érase una gallina que ponía un huevo de oro al dueño cada día. Aun con tanta ganancia mal contento, quiso el rico avariento descubrir de una vez la mina de oro, y hallar en menos tiempo más tesoro. Matóla, abrióla el vientre de contado; pero, después de haberla registrado, ¿qué sucedió? que muerta la Gallina, perdió su huevo de oro y no halló la mina.
¡Cuántos hay que teniendo lo bastante enriquecerse quieren al instante, abrazando proyectos a veces de tan rápidos efectos que sólo en pocos meses, cuando se contemplaban ya marqueses, contando sus millones, se vieron en la calle sin calzones.”
Moraleja: La codicia y la avaricia desmedidas traen como consecuencia resultados desastrosos. Por eso, se debe apreciar lo que se tiene.
El hombre y la culebra
“El hombre y la culebra A una Culebra que, de frío yerta, en el suelo yacía medio muerta un labrador cogió; más fue tan bueno, que incautamente la abrigó en su seno. Apenas revivió, cuando la ingrata a su gran bienhechor traidora mata.”
Moraleja: No hay que ayudar a las personas malas, porque tarde o temprano traicionan la confianza.
“Lloraban unos tristes Pasajeros Vendo su pobre nave combatida De recias olas y de vientos fieros, Ya casi sumergida; Cuando súbitamente El viento calma, el cielo se serena, Y la afligida gente Convierte en risa la pasada pena; Mas el piloto estuvo muy sereno Tanto en la tempestad como en bonanza, Pues sabe que lo malo y que lo bueno Está sujeto a súbita mudanza.”
Moraleja: Las personas deben esforzarse por mantener la calma en los momentos difíciles y disfrutar de los momentos felices porque todo cambia.
Fábulas de Samaniego para niños
Las tradicionales fábulas de Samaniego para niños les aportan educación de forma divertida. Gracias a ello, los pequeños pueden tener grabadas en su mente las enseñanzas, por más tiempo.
El perro y el cocodrilo
“Bebiendo un Perro en el Nilo, al mismo tiempo corría. «¡Bebe quieto!», le decía un taimado Cocodrilo. Dijole el Perro, prudente: «Dañoso es beber y andar; pero, ¿es sano el aguardar a que me claves el diente?» ¡Oh; qué docto perro viejo! Yo venero su sentir en esto de no seguir del enemigo el consejo.”
Moraleja: No hay que hacer caso a las personas malas que dan consejos.
Los dos amigos y el oso
“A dos Amigos se aparece un Oso: El uno, muy medroso, En las ramas de un árbol se asegura; El otro, abandonado a la ventura, Se finge muerto repentinamente. El Oso se le acerca lentamente; Mas como este animal, según se cuenta, De cadáveres nunca se alimenta, Sin ofenderlo lo registra y toca, Huélele las narices y la boca; No le siente el aliento, Ni el menor movimiento; Y así, se fue diciendo sin recelo: «Este tan muerto está como mi abuelo.»
Entonces el cobarde, De su grande amistad haciendo alarde, Del árbol se desprende muy ligero, Corre, llega y abraza al compañero, Pondera la fortuna De haberle hallado sin lesión alguna, Y al fin le dice: «Sepas que he notado Que el Oso te decía algún recado. ¿Qué pudo ser?» «Diréte lo que ha sido; Estas dos palabritas al oído: Aparta tu amistad de la persona Que si te ve en el riesgo, te abandona.»”
Moraleja: Un amigo verdadero está en los buenos y en los malos momentos.
El zagal y las ovejas
“Apacentando un joven su ganado, gritó desde la cima de un collado: «¡Favor!, que viene el lobo, labradores». Estos, abandonando sus labores, acuden prontamente, y hallan que es una chanza solamente. Vuelve a clamar, y temen la desgracia; segunda vez los burla. ¡Linda gracia! Pero, ¿qué sucedió la vez tercera? Que vino en realidad la hambrienta fiera. Entonces el zagal se desgañita, y por más que patea, llora y grita, no se mueve la gente escarmentada, y el lobo le devora la manada.”
Moraleja: Quien miente hace daños a otros y a sí mismo.
Fábulas de Samaniego con moraleja
La moraleja final constituye la parte más sobresaliente de las fábulas de Samaniego y de cualquier otro escritor. La gratitud y la prudencia están entre las cualidades que se inculcan con historias fuera de lo común.
El asno y el cochino
“Envidiando la suerte del Cochino, un Asno maldecía su destino. «Yo, decía, trabajo y como paja; él come harina, berza y no trabaja: a mí me dan de palos cada día; a él le rascan y halagan a porfía». Así se lamentaba de su suerte; pero luego que advierte que a la pocilga alguna gente avanza en guisa de matanza, armada de cuchillo y de caldera, y que con maña fiera dan al gordo cochino fin sangriento, dijo entre sí el jumento: Si en esto para el ocio y los regalos, al trabajo me atengo y a los palos.”
Moraleja: Resulta mejor ser trabajador que afrontar las consecuencias de intentar llevar una vida fácil.
El león y la zorra
“Un León, en otro tiempo poderoso, ya viejo y achacoso, en vano perseguía hambriento y fiero, al mamón becerrito y al cordero que, trepando por áspera montaña, huían libremente de su saña. Afligido del hambre a par de muerte, discurrió su remedio de esta suerte: Hace correr la voz de que se hallaba enfermo en su palacio y deseaba ser de los animales visitado. Acudieron algunos de contado; más como el grave mal que le postraba era un hambre voraz, tan sólo usaba la receta exquisita de engullirse al monsieur de la visita. Acércase la Zorra de callada, y a la puerta asomada, atisba muy despacio la entrada de aquel cóncavo palacio.
El León la divisa, y al momento le dice: «¡Ven acá, pues que me siento en el último instante de mi vida! Visítame como otros, mi querida». «¿Cómo otros? ¡Ah, señor; he conocido que entraron, sí, pero que no han salido! ¡Mirad, mirad la huella! ¡Bien claro lo dice ella, y no es bueno el entrar do no se sale!».”
Moraleja: La cautela es fundamental para identificar los peligros y requiere prudencia alejarse de ellos.
Los animales con peste
“En los montes, los valles y collados, de animales poblados, se introdujo la peste de tal modo, que en un momento lo inficiona todo. Allí donde su corte el león tenía, mirando cada día las cacerías, luchas y carreras de mansos brutos y de bestias fieras, se veían los campos ya cubiertos de enfermos miserables y de muertos. «Mis amados hermanos», exclamó el triste rey, «mis cortesanos, ya veis que el justo cielo nos obliga a implorar su piedad, pues nos castiga con tan horrenda plaga; tal vez se aplacará con que se le haga sacrificio de aquel más delincuente, y muera el pecador, no el inocente. Confiese todo el mundo su pecado.
Yo crüel, sanguinario, he devorado inocentes corderos, ya vacas, ya terneros, y he sido, a fuerza de delito tanto, de la selva terror, del bosque espanto». «Señor», dijo la zorra, «en todo eso no se halla más exceso que el de vuestra bondad, pues que se digna de teñir en la sangre ruin, indigna, de los viles cornudos animales los sacros dientes y las uñas reales».
Trató la corte al rey de escrupuloso. Allí del tigre, de la onza y oso se oyeron confesiones de robos y de muertes a millones; mas entre la grandeza, sin lisonja, pasaron por escrúpulos de monja. El asno, sin embargo, muy confuso, prorrumpió: «Yo me acuso que al pasar por un trigo este verano, yo hambriento y él lozano, sin guarda ni testigo, caí en la tentación: comí del trigo». «¡Del trigo! ¡y un jumento!» gritó la zorra, «¡horrible atrevimiento!». Los cortesanos claman: «Este, éste irrita al cielo, que nos da la peste».
Pronuncia el rey de muerte la sentencia, y ejecutóla el lobo a su presencia. Te juzgarán virtuoso si eres, aunque perverso, poderoso; y aunque bueno, por malo detestable cuando te miran pobre y miserable. Esto hallará en la corte quien la vea, y aun en el mundo todo. ¡Pobre Astrea!”.
Moraleja: Las personas juzgan mal o menosprecian a los pobres y excusan o alagan a los poderosos para tener beneficios.
Aprendizaje y conclusiones
El estilo usado en las fábulas de Samaniego las hace destacar y funciona para brindar instrucción comprensible. Con rimas singulares y personajes animados, la imaginación vuela para aprender sobre la cautela, la lealtad, y la sinceridad.