Mejores Fábulas de Fedro
Existen diversas formas de transmitir enseñanzas e inculcar valores y principios morales en la gente. Una de estas es el uso de las fábulas, las cuales, de una manera sencilla, pero didáctica, resultan muy educativas. Además, contribuyen a la formación y crecimiento de los niños para que, a futuro, sean adultos buenos.
Fábulas de Fedro cortas
Las fábulas de Fedro cortas están entre las más famosas y conocidas, porque imparten educación de calidad. A través de relatos breves, graban en la gente la necesidad de adquirir cosas positivas que vayan en su beneficio. Particularmente, lo corto de estas fábulas permite que la atención a estas sea muy efectiva.
Otras fábulas muy famosas son las de Fontaine. En ellas podrás encontrar mensajes ocultos positivos, fomentando así valores y enseñanzas prácticas para los niños y adolescentes.
Los perros hambrientos
“Vieron unos perros hambrientos en el fondo de un arroyo unas pieles que estaban puestas para limpiarlas; pero como debido al agua que se interponía no podían alcanzarlas, decidieron beberse primero el agua para así llegar fácilmente a las pieles.
Pero sucedió que de tanto beber y beber, reventaron antes de llegar a las pieles.”
Moraleja: No siempre los que parecen caminos cortos son los más seguros y beneficiosos.
El lobo y el caballo
“Pasaba un lobo por un sembrado de cebada, pero como no era comida de su gusto, la dejó y siguió su camino. Encontró al rato a un caballo y le llevó al campo, comentándole la gran cantidad de cebada que había hallado, pero que en vez de comérsela él, mejor se la había dejado porque le agradaba más oír el ruido de sus dientes al masticarla. Pero el caballo le repuso:
− ¡Amigo, si los lobos comieran cebada, no hubieras preferido complacer a tus oídos sino a tu estómago!”
Moraleja: Deben tener cuidado con personas malas que se disfrazan de buenas, pues no merecen ninguna confianza.
De un milano enfermo
“Hacía largo tiempo que un milano estaba enfermo, y viéndose ya sin esperanzas de vida, rogó a su madre que acudiese al pie de los altares, y cansase a las divinidades con fervientes súplicas por el restablecimiento de su salud. «Que me place, respondió la madre; pero mucho me temo, sea todo infructuoso; porque si tú, atropellando por la reverencia debida a lo sagrado, profanaste los templos y llevaste la osadía hasta el punto de no perdonar ni aún a los sacrificios de los dioses, ¿cómo quieres que les pida clemencia en favor tuyo?»”
Moraleja: La gente que todo el tiempo se la pasa haciendo el mal no puede estar exigiendo o pidiendo que se le perdone.
Fábulas de Fedro para niños
Los niños necesitan que, desde muy pequeños, se les forme y eduque en la enseñanza de valores importantes. Este es uno de los propósitos que cumplen las fábulas de Fedro para niños y son es fácil aprovecharlas. Estos cuentos infantiles inculcan mensajes positivos a través de animalitos que atraen a todos los niños.
Las dos perras
“Una perra solicitó de otra permiso para echar en su choza la cría, favor que le fue otorgado sin dificultad alguna; pero es el caso que iba pasando el tiempo, y nunca llegaba el momento de abandonar la choza que tan generosamente se le había cedido, alegando, como razón de esta demora, que era preciso esperar a que los cachorrillos tuviesen fuerzas para andar por sí solos.
Como se le hiciesen nuevas instancias, pasado el último plazo que ella misma había fijado, contestó arrogantemente: «Me saldré de aquí, si tienes valor para luchar conmigo y con mi turba.»”
Moraleja: Las personas malas de corazón que se dejan entrar en la casa después intentarán adueñarse de ella.
El hombre y la piedra
“Un día, Esopo le pidió a uno de sus esclavos que fuera a los baños públicos para ver si había mucha gente. El muchacho obedeció y se dirigió hacia los baños, pero se dio cuenta de que en la entrada había una piedra con la que todos tropezaban al intentar entrar en los baños.
Uno a uno, al chocar con la piedra, se daba la vuelta. Pero entonces vio que una de las personas, antes de entrar, de pronto miró al suelo, se agachó y retiró la piedra para no tropezar. La dejó lejos, en una esquina, para que ninguno más se cayera.
El esclavo entró entonces en los baños y echó un vistazo. Al regresar, Esopo le preguntó:
– Y bien, ¿había mucha gente?
Y él contestó:
– Hummm…. No, solo una persona.”
Las fábulas de Esopo son también ideales para los niños, al igual que estas cuentan con historias entretenidas para los más pequeños de la casa.
Moraleja: Los obstáculos y dificultades en la vida deben ser superados, sin dar vuelta atrás. Debe usarse la sabiduría junto con la persistencia para salir adelante.
Un cazador y un perro
“No teniendo el perro nada de cobarde, se había hecho digno de las complacencias y agasajos de su amo el cazador, por el ardor que desplegaba en la lucha contra toda suerte de fieras, aun las más feroces; pero aquella naturaleza robusta y vigorosa comenzó a declinar, sin dura con el peso de los años. Echósele a reñir en tal sazón con un jabalí, y bien pronto hizo presa en una oreja; mas hubo de soltarla, por tener los dientes ya cariados.
Sentido de ello el cazador, increpaba al perro; y él, aunque viejo, respondió valientemente: «No me falta empuje, sino fuerzas. Alabábasme en otro tiempo por lo que valía; y ahora me desprecias, porque no soy ni aún sombra de lo que fui».”
Moraleja: No debe ser despreciado aquello que alguna vez fue tan útil.
Fábulas de Fedro con moraleja
Aunque las lecciones que la gente puede sacar de las fábulas de Fedro son muchas, todas podrían considerarse prácticas. Prueba de ello es el éxito que siguen teniendo hasta la actualidad, tanto en menores como en mayores.
Los toros y las ranas
“Cierto día estaban dos toros peleándose en un prado.
Una rana los miraba y suspiraba con tristeza.
Al preguntarle otra qué le ocurría, la rana respondió:
– Uno de ellos perderá y será desterrado. Como será expulsado del prado, vendrá a la charca y nos perjudicará a todas. Ya verás cómo este combate que no es nuestro, nos trae malas consecuencias.
Y así fue. El toro perdedor ya no pudo pacer en los campos y tuvo que irse al estanque. Allí, todos los días, aplastaba con sus pezuñas a una buena cantidad de ranas.”
Moraleja: Las personas con autoridad que luchan por obtener más poder siempre afectan a los débiles.
El caballo y el jabalí
“Todos los días el caballo salvaje saciaba su sed en un río poco profundo. Allí también acudía un jabalí que, al remover el barro del fondo con el morro y las patas, enturbiaba el agua. El caballo le pidió que tuviera más cuidado, pero el jabalí se ofendió y lo trató de loco.
Terminaron mirándose con odio, como los peores enemigos. Entonces el caballo salvaje, lleno de ira, fue a buscar al hombre y le pidió ayuda. -Yo enfrentaré a esa bestia -dijo el hombre- pero debes permitirme montar sobre tu lomo.
El caballo estuvo de acuerdo y allá fueron, en busca del enemigo. Lo encontraron cerca del bosque y, antes de que pudiera ocultarse en la espesura, el hombre lanzó su jabalina y le dio muerte. Libre ya del jabalí, el caballo enfiló hacia el río para beber en sus aguas claras, seguro de que no volvería a ser molestado. Pero el hombre no pensaba desmontar.
-Me alegro de haberte ayudado -le dijo-. No sólo maté a esa bestia, sino que capturé a un espléndido caballo. Y, aunque el animal se resistió, lo obligó a hacer su voluntad y le puso rienda y montura.
Él, que siempre había sido libre como el viento, por primera vez en su vida tuvo que obedecer a un amo.
Aunque su suerte estaba echada, desde entonces se lamentó noche y día: -¡Tonto de mí! ¡Las molestias que me causaba el jabalí no eran nada comparadas con esto! ¡Por magnificar un asunto sin importancia, terminé siendo esclavo!”
Moraleja: Quizás, sin darse cuenta, algunas personas busquen ayuda con quienes las perjudican, solo por vengarse de otros.
El águila, la corneja y la tortuga
“Un águila consiguió cazar una tortuga, pero la tortuga se metió con mucha rapidez en su caparazón, de forma que el águila era incapaz de comerse a la tortuga. De hecho, se pasó un buen rato pegando picotazos en su caparazón sin éxito.
Pero entonces llegó una astuta corneja, y al ver lo que hacía el águila, le dijo:
– ¿Pero por qué malgastas así tu tiempo? No conseguirás hacer que salga. ¿Por qué no la tiras desde lo alto de la montaña? Verás cómo se hace papilla…
El águila decidió hacer caso a la corneja, y efectivamente, consiguió comerse a la tortuga. En agradecimiento al consejo del pájaro, le invitó al festín.”
Moraleja: No debería estarse cerca de personas poderosas y maliciosas, menos aún si estas tienen consejeros y amigos astutos.
Aprendizaje y conclusiones
Las fábulas de Fedro contienen enseñanzas didácticas y simples, que pueden ser asimiladas por todo tipo de personas. Algunas de estas incluyen la cautela, el perdón, la persistencia y la sabiduría, la percepción.